El Sol de Noviembre aparece sutilmente despertando los colores de una mañana cualquiera.
Cada día aprecio los pequeños detalles tan gentiles y amables que a su paso genera.
Hojas que atrapan palabras, garabatos e ideas al azar,
guiños tímidos y tiernos que ilusión crean
al descubrir cada nuevo rasgo de esta radiante esfera.
La luz del invierno tan triste, cansino y largo era fría y tenebrosa.
La del otoño intermitente, voluble e interrogante… era apagada y farragosa.
La gran tormenta hace años que ya pasó. Y aunque estamos de nuevo en otoño y sigue haciendo frío, el Sol de Noviembre me está regalando trocitos de primavera.
No sé si permanecerá mucho tiempo en esta tierra.
No sé si las nubes o los vientos cambiarán la marea.
Sólo sé que agradezco los íntímos tibios instantes que risas lanza a la Biosfera.
Y mientras continuo mis paseos nocturnos de mis noches en vela
Confiada y tranquila quedo a la espera de su siguiente sorpresa.
Yo le pediría al Sol que, de mostrarme su luz interior tan brillante y hermosa… no se contuviera.
(24/11/08)
lunes, 1 de marzo de 2010
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